Miles de jóvenes y manifestantes se congregaron en la Ciudad de México y Puebla este sábado bajo la consigna de la Generación Z, movilizándose para demandar un México más seguro, justo y libre de corrupción. El movimiento, nacido en redes sociales, encarna el hartazgo de una nueva generación frente a la impunidad, la inseguridad y la corrupción.
La marcha fue convocada principalmente a través de redes sociales mediante hashtags como #GeneraciónZMX, impulsados por cuentas que aseguran representar a jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, cansados de violencia, delincuencia y falta de oportunidades. Sus demandas incluyen mecanismos de revocación de mandato, transparencia en el gasto público, desmilitarización de la seguridad y mayor participación ciudadana.
Los organizadores también se distanciaron de cualquier intento de vandalismo: en un comunicado aclararon que no respaldan a quienes destruyan bienes ni usen su emblema, que incluye una bandera negra con una calavera inspirada en el anime One Piece.
Para la protesta, la Ciudad de México desplegó un “protocolo limitado de contacto” por parte de la SSC, priorizando el derecho a manifestarse pero asegurando medidas para prevenir desbordes.
Aun así, al llegar al Zócalo y a la valla del Palacio Nacional, se registraron enfrentamientos. Según la SSC capitalina, al menos 120 personas resultaron lesionadas: 100 policías y 20 civiles, además de 20 detenciones.
Algunos manifestantes encapuchados trataron de derribar las vallas metálicas que rodeaban el Palacio, lo que desató roces con los uniformados.
En Puebla, jóvenes se unieron a la marcha para expresar su solidaridad y demanda de cambio, levantando su voz contra la impunidad y la violencia.
El movimiento ha sido apoyado por ciudadanos de distintos sectores, incluyendo familiares de víctimas de violencia. Entre las consignas más escuchadas se encontraba el reclamo por la muerte del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, y la exigencia de que el gobierno actúe con mayor firmeza.
La presidenta Claudia Sheinbaum defendió las vallas instaladas ante Palacio Nacional, argumentando que su propósito era proteger el recinto histórico y evitar provocaciones.
Además, el gobierno ha cuestionado el origen de la movilización: no solo ha puesto en duda su espontaneidad, sino que también ha señalado que podría tener vínculos con campañas de desinformación digital.
Algunos críticos aseguran que varios participantes no pertenecen realmente a la Generación Z, y que figuras políticas se aprovecharon de la marcha para sumarse al descontento.
Aunque se promueve como una protesta “juvenil”, muchos observadores destacan que el apoyo ha venido de distintos grupos generacionales. La movilización refleja un descontento más amplio con el sistema político y con la violencia que azota al país.
Fotos: Expansión Política
