Perú vuelve a enfrentar un giro político inesperado.
El Congreso de la República designó este martes a José Jerí como presidente interino del país, luego de que se aprobara la destitución de Dina Boluarte, quien enfrentaba múltiples denuncias por presuntos casos de corrupción y abuso de poder.
La decisión fue tomada tras una votación de mayoría en el Congreso, donde los legisladores determinaron la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente, una figura constitucional que ya ha sido utilizada en anteriores crisis políticas en el país.
Un nuevo capítulo en la inestabilidad política peruana
Con la llegada de José Jerí, Perú suma un nuevo mandatario en menos de una década, reflejo de la crisis institucional y la fragmentación política que ha caracterizado al país desde 2018. Jerí, quien hasta ahora se desempeñaba como presidente del Congreso, asumió de manera inmediata el cargo y juró ante el pleno con un llamado a la “unidad y la reconciliación nacional”.
“Perú necesita estabilidad, diálogo y respeto por las instituciones. Mi compromiso será con todos los peruanos, sin distinción política ni ideológica”, declaró Jerí tras su juramentación.
Contexto de la destitución de Dina Boluarte
La expresidenta Dina Boluarte fue destituida luego de semanas de tensión política y protestas sociales, en medio de investigaciones por enriquecimiento ilícito y uso indebido de bienes del Estado. Su gestión ya enfrentaba un bajo nivel de aprobación y cuestionamientos por el manejo de las manifestaciones registradas desde su llegada al poder en 2022, tras la destitución de Pedro Castillo.
Según fuentes parlamentarias, la votación final alcanzó los 89 votos a favor de la vacancia, superando el mínimo requerido de 87.
Retos del nuevo gobierno
José Jerí, de perfil moderado y con experiencia en gestión pública, tendrá la tarea de encabezar un gobierno de transición mientras se define el calendario para nuevas elecciones generales, una demanda constante de amplios sectores sociales.
Analistas locales advierten que su gobierno enfrentará una difícil situación económica, marcada por la desaceleración del crecimiento, así como un profundo descontento ciudadano con la clase política.
El flamante presidente interino hizo un llamado a los partidos y movimientos sociales para “trabajar por la gobernabilidad y la paz”, prometiendo mantener una relación de respeto con el Congreso y las instituciones democráticas.