Las mutaciones del mosquito del dengue que lo vuelven resistente a los insecticidas.

Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata detectaron tres mutaciones que le confieren al insecto la capacidad de sobrevivir al tóxico esparcido. Estudios con herramientas de bioinformática y biología molecular en el sistema endócrino del animal, confirmaron su nueva habilidad.

Una de las herramientas que disponen los gobiernos para controlar un brote de dengue es la fumigación. Además de alentar en las campañas a promover el descacharreo de recipientes que contengan agua para la cría de huevos o impulsar la vacunación y el uso de repelentes, en un momento de una epidemia, la fumigación se vuelve inevitable.

Pero en los últimos años, científicos han detectado que las últimas fumigaciones no han estado brindando resultados efectivos en cuanto a la eliminación del mosquito Aedes aegypti, vector transmisor de la enfermedad viral.

Y así lo dieron a conocer investigadores del Laboratorio de Neurobiología de Insectos, que depende tanto de la Facultad de Ciencias Exactas (CREG) como de Ciencias Médicas (CENEXA), ambas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Los expertos acaban de publicar un paper científico en preprint que advierte que hace 5 años había una mutación génica en los Aedes aegypti que los volvía resistentes a los insecticidas y que en 2023 nuevas investigaciones hallaron tres mutaciones en total, confiriéndole al insecto casi una total resistencia a los tóxicos que se vierten en las fumigaciones.

Lo particular del hallazgo es que esas mutaciones, que antes se encontraban en mosquitos de otras regiones o países, ahora están presentes en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Los especialistas advierten en el trabajo que en un contexto de una muy probable epidemia de dengue en la próxima temporada estival, este preocupante hallazgo alerta sobre la eficacia de la fumigación para el control de brote de la enfermedad.

“Desde hace varios años que estudiamos a los mosquitos Aedes aegypti y su implicancia en el control de enfermedades como el dengue, el zika y el chikungunya, buscando responder por qué los insectos se vuelven resistentes a los insecticidas. Buscamos generar evidencia científica para el control de los insectos que transmiten enfermedades, enfocándonos ahora en 16 municipios de la provincia de Buenos Aires”, explicó a Sheila Ons, bióloga graduada de la UBA, y con un doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Ons, que trabaja desde el año 2006 en la Universidad Nacional de La Plata y es actualmente es Investigadora Principal de CONICET, integra la Red Argentina para el Estudio de la Resistencia a Plaguicidas de uso en Salud, con el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (Cepave), dirigido por Victoria Miceli, y del CENDIE-ANLIS MALBRAN, dirigido por Mariana Manteca Acosta. El grupo también trabaja con ANMAT y el Ministerio de Salud de la Nación sobre esta problemática de la resistencia de los mosquitos a los insecticidas.

“Mediante el uso de tecnología de punta, como la bioinformática, la biología molecular, identificamos dos líneas centrales: la fisiología del sistema endocrino de los insectos y la detoxificación, donde está incluida la resistencia a los insecticidas. Lo estudiaron en vinchucas y desde hace unos años también en mosquitos. Debido al uso repetitivo de insecticidas, hay una gran población de mosquitos que adquirieron resistencia a los insecticidas con los que se fumigan casas y lugares públicos”, sostuvo Ons.

La experta en mosquitos aclaró que los únicos insecticidas que están habilitados por ANMAT en Argentina para uso domiciliar y sanitario son los piretroides (permetrina y cipermetrina), por su aceptable grado de toxicidad. Pero las tres mutaciones halladas en un estudio realizado en 2023 y cuyos resultados se publicaron este año, hacen que la interacción con el piretroide sea más difícil, haciendo que la dosis habitual de insecticida ya no alcance para matarlo, sino que se necesiten dosis cada vez más altas.

Ons precisó que los piretroides actúan sobre una proteína, llamada canal de sodio, que está en el sistema nervioso de los insectos. Esta proteína, involucrada en la trasmisión del impulso nervioso, forma un canal que se abre y cierra, dejando pasar iones. Cuando el piretoride interactúa con este canal de sodio, lo que hace es dejarlo abierto, bloqueando los impulsos nerviosos normales, y por eso se dice que actúa por volteo. Sencillamente, lo ´noquea´”, describe Ons.

Pero en los mosquitos estudiados observaron mutaciones sobre el canal de sodio que han sido identificadas con la resistencia a los insecticidas piretroides. “Las mutaciones en el gen que codifica esta proteína, llamadas mutaciones kdr, son usualmente la causa molecular de la resistencia a los piretroides en los insectos”, afirma el estudio científico.

Tres de esas mutaciones han sido reportadas en las Américas –específicamente en Brasil, Estados Unidos, México, Colombia y Venezuela-. Hasta hace un año, sin embargo, la presencia de estas mutaciones no había sido documentada en Argentina.

Los investigadores del Laboratorio de Neurobiología de Insectos publicaron un trabajo en 2023, en el que estudiaron mosquitos que habían sido recolectados en 2018 en distintas localidades de la Provincia de Buenos Aires y de dos localidades de Jujuy y Salta.

Encontraron que gran parte de los insectos recolectados en el Norte argentino tenían dos mutaciones en simultáneo, mientras que un porcentaje alto de los mosquitos de la provincia de Buenos Aires tenía una, y otros ninguna.

Pero la situación del dengue en la región empeoró notablemente desde 2018, superando en 2023 todos los récords históricos. Desde entonces, en el Laboratorio de Neurobiología de Insectos se focalizaron en recolectar y estudiar mosquitos del Área Metropolitana de Buenos Aires y de la ciudad de Pergamino. En ese segundo trabajo, y a diferencia de lo ocurrido con los mosquitos de 2018, encontraron que las dos mutaciones que los hacen resistentes ya están en toda el área, excepto en Pergamino. Incluso encontraron también que la tercera mutación que confiere resistencia también está presente en la Provincia.

Distribuimos ovitrampas en 16 localidades de la provincia de Buenos Aires, recolectando un total de 22.123 huevos. Documentamos por primera vez en la región central de Argentina la presencia del alelo o mutación 1016I kdr + 1534C kdr, probablemente debido a la presión selectiva ejercida por los piretroides durante los recientes brotes de dengue. Además, nuestro estudio informa la primera identificación de la mutación V410L en Argentina. Estos resultados subrayan una tendencia creciente de resistencia a los piretroides en el mosquito Aedes aegypti, impulsada por el uso generalizado de estos insecticidas”, describe el trabajo.

“Los resultados son a la vez una herramienta para el monitoreo de la resistencia y una señal de alarma para dirigir los esfuerzos en la búsqueda de métodos sostenibles para el control de vectores, que complementen o reemplacen a los piretroides en el futuro cercano. Los esfuerzos conjuntos entre la academia y las autoridades en las políticas públicas para el control de vectores es una forma productiva para la transferencia de resultados científicos a su aplicación en la salud pública”, concluyen los científicos en el estudio.

El trabajo de los científicos para probar la resistencia de estos mosquitos del dengue a las fumigaciones barajaba la hipótesis de que las repetidas fumigaciones eran las causantes de la mayor presencia de mutaciones.

“Comprobamos que cuando el uso de insecticidas aumenta en una situación de brote de dengue, también hay más mutaciones halladas. Correlacionamos la cantidad de casos de dengue reportados en cada lugar de muestreo con la frecuencia de mutaciones de resistencia. Y el resultado fue muy elocuente, ya que mostró que en las localidades con más casos positivos reportados de la enfermedad , hay más mosquitos resistentes”, destacó Ons.

Para determinar cuánto más resistentes son los nuevos mosquitos mutantes, la experta indicó que utilizaron dos parámetros en el laboratorio. “Por un lado, se evalúa la respuesta toxicológica, recolectando huevos de las zonas muestreadas y -una vez convertidos en mosquitos adultos- se los expone a una dosis de piretroides, llamada dosis discriminante, para contabilizar luego cuántos sobreviven al efecto tóxico. Estos ensayos se hacen en el CEPAVE o en el ANLIS Malbrán. Por otro lado, existe también la forma molecular de cuantificar la resistencia que consiste en la evaluación de la frecuencia de mutaciones génicas”, destacó.

La especialista precisó que nuevos insecticidas, distintos a los piretroides y de menor costo ambiental, se encuentran en desarrollo y evaluación en el grupo del CREG, aunque aún faltan estudios de campo, y también inversión.

Mientras tanto, Ons fue muy clara en su recomendación para combatir al mosquito vector del dengue: “Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, lo ideal es hacer un manejo integral, usando otras estrategias antes de llegar a los insecticidas. El descacharrado, que deja al mosquito sin lugares de cría, es fundamental. El uso de repelentes y de ropa larga también. Las fumigaciones deben reservarse solo como modo de control de brotes, y no hacerse durante toda la temporada de mosquitos. Además de evitar el impacto ambiental que conlleva, esto nos ayuda a que las poblaciones no sean resistentes, de modo de contar con una medida efectiva en el caso de declararse la emergencia”.