Sentido Común
Por Luis Gabriel Velázquez
Hoy, los diputados locales se reúnen para debatir y posiblemente aprobar una serie de reformas que prometen revolucionar la vida nocturna en Puebla. Entre las novedades se encuentran la eliminación de los famosos cadeneros y la reducción del horario de cierre de los antros de 3:00 a 2:30 de la mañana. Todo suena muy bien en el papel, pero ¿realmente cambiará algo?
Seguridad privada: ¿solución o problema?
Sustituir a los cadeneros por personal de seguridad privada suena como una gran idea, pero en la práctica, esto puede ser un dolor de cabeza. Los antros ahora deberán contratar a guardias autorizados por la Secretaría de Seguridad Pública Estatal. La pregunta del millón: ¿cuántos antros, especialmente los pequeños, podrán costear estos servicios sin irse a la quiebra?
Más cámaras, más gasto
Otra de las medidas es la instalación de cámaras de seguridad tanto dentro como fuera de los antros, con la obligación de conservar las grabaciones por 30 días. Esto representa un gasto considerable. ¿Estamos hablando de una mejora en la seguridad o simplemente de una nueva manera de exprimir a los empresarios nocturnos?
Multas y sanciones: ¿disuasión efectiva o letra muerta?
Las sanciones son severas: de seis meses a seis años de prisión y multas que pueden llegar hasta los 108 mil 570 pesos. Pero, siendo honestos, ¿cuántas veces hemos visto que las leyes se quedan en el papel? Con la corrupción y la falta de recursos que caracterizan a muchos municipios, es difícil imaginar una implementación efectiva de estas medidas.
¿Ayuntamientos a la altura?
El secretario de Gobernación, Javier Aquino Limón, insiste en que los ayuntamientos deben garantizar la seguridad pública y supervisar estas nuevas normativas. Pero la realidad es que muchos ayuntamientos apenas pueden con lo básico. ¿De verdad están preparados para esta nueva responsabilidad?
Un cambio necesario, pero complejo
No se puede negar que las reformas buscan responder a incidentes graves, como la brutal golpiza a Ernesto Calderón. Pero la efectividad de estas medidas dependerá de una implementación real y sostenida, algo que, lamentablemente, no siempre ocurre en nuestro país.