¿Buscas un destino de sábado o domingo cerca de Barcelona, barato y de fácil acceso? ¿Te apetece un poco de bici con vistas a dunas y playas protegidas? ¿Te gustaría observar aves y otros animales sin salir del área metropolitana? Tenemos el destino perfecto: el Delta del Llobregat.
Motivos no faltan: es el segundo delta en extensión en Cataluña (por detrás del Delta del Ebro), contiene los humedales más importantes de la región y, lo más importante: es precioso.
Antaño olvidado por las diferentes administraciones y relegado a un destino de fin de semana de segunda, el Delta del Llobregat ha renacido de sus cenizas y se ha convertido en uno de los sitios preferidos de los barceloneses para disfrutar de la naturaleza y hacer ejercicio.
La rehabilitación de los espacios fluviales en los 16 municipios que atraviesa el Parc del Riu Llobregat ha permitido que la ciudadanía del área metropolitana se reconcilie con un entorno que antes se mostraba hostil por estar rodeado de zonas industriales. El trabajo de los diferentes Ayuntamientos, así como la creación en 2006 del Consorcio para la Recuperación y Conservación del Río Llobregat (una entidad que ya no existe) propulsaron la recuperación del tramo final del río, que nace en Castellar de N’Hug y recorre 175 kilómetros hasta su desembocadura.
El equilibrio ambiental en el territorio del Delta del Llobregat no es fácil, ya que combina zona urbana, industrial, agrícola y ambiental. Aun así, se ha conseguido un dulce entendimiento entre estas realidades diferentes y se ha creado un espacio ideal para ir a pasar el día. El reto en la gestión de este espacio natural está ahora en compatibilizar el uso humano y la preservación ambiental.