Si hay una ciudad en el mundo que siempre mira hacia delante, esa es Copenhague. Entre sus parques, canales y terrazas, la capital de Dinamarca es un sinónimo de calidad de vida. No por nada, los daneses tienen un término propio — hygge— para referirse a la felicidad de las pequeñas cosas; la calma, calidez e intimidad de compartir el tiempo con los amigos y la familia.
Copenhague —nombrada capital verde de Europa en 2014— es una ciudad que parece estar diseñada para enfrentar cualquier reto en materia de bienestar y sustentabilidad. El más grande hasta ahora: convertirse en la primera ciudad neutra en emisiones de carbono del mundo.
Con poco más de 600 mil habitantes, la ciudad espera un crecimiento poblacional del 20% durante la próxima década. Esto abre una oportunidad única para buscar la neutralidad de carbono, ya que según varios estudios, las áreas urbanas más densamente pobladas suelen emitir menos dióxido de carbono por persona, y por ende, son más eficientes en términos energéticos.