
Muertes misteriosas, incluso en el seno del principal cuartel venezolano: Fuerte Tiuna. Eso es parte de la crisis que está sufriendo la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), mientras Nicolás Maduro corre una frenética carrera hacia la consolidación de la destrucción de la institución castrense, el Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, en su visión de futuro, trata de capitalizar lo que podría ser su inversión política ante su cada vez mayor avance de politización de la FANB.
Pero, nunca hubo tantos hechos no explicados, tantos delitos no solo entre oficiales de alto rango, sino en toda la estructura de la pirámide militar. La Fuerza Armada venezolana está enfrentando problemas serios. Maduro no se conformó con el envío a sus casas de 39 altos oficiales de la promoción de Diosdado Cabello, sino que se propone sacar de sus cargos a una docena de generales activos que son afectos al presidente de la oficialista Asamblea Constituyente, lo que va a crear mayores tensiones internas.
Aunque Padrino López se haya mantenido en el cargo de Ministro de la Defensa ya no representa el poder que incline la balanza hacia algún lado, por lo que trata de sobrevivir radicalizando su discurso. De ahí viene lo que dijo el 5 de julio retando a sectores de la oposición que sin duda reaccionarían, tal como ocurrió.
A la compleja situación de lo que ocurre en los cuarteles venezolanos, con baja moral entre los militares, con el apresto operacional reducido, con miles de deserciones que dejaron profundas fallas de personal, se le suma el ingreso de números hombres y mujeres a quienes les colocan el uniforme sin haber cumplido el proceso de formación y preparación que anteriormente era riguroso. A veces basta un curso de algunos meses, para ingresarlos a la Fuerza Armada, sin mencionar la aberrante inclusión de armar a los civiles a través de la Milicia.