Hacer cardio en ayunas significa, básicamente, hacer ejercicio con el estómago vacío. Es decir, te levantas de la cama, bebes un vaso de agua, vas al gimnasio -espacio intercambiable por el suelo de tu casa, terraza o jardín en nuestra nueva normalidad- y entrenas durante una hora u hora y media, dependiendo de cuáles sean tus objetivos, sin haberte llevado nada a la boca. Suena muy fácil. Viable incluso. ¿Pero hacer cardio en ayunas es bueno?
Bien, hay el mismo número de estudios que dicen que no. Según Simrun Chopra, coach especializado en estilo de vida, la gente se siente atraída por la creencia popular de que hacer cardio en ayunas (o cualquier ejercicio en ayunas) ayuda a que el cuerpo sustituya la energía procedente del consumo de carbohidratos por la energía procedente de la grasa acumulada.
“Estudios recientes sugieren que, durante el cardio en ayunas, sí que puedes quemar alrededor de un 20% extra de calorías procedentes de la grasa acumulada. Pero, y este es un importante ‘pero’, los beneficios no ocurren en este mismo instante sino durante el periodo de reposo, es decir, a lo largo del día”, explica Chopra.
Muchos aficionados del fitness querrían discutir esta perspectiva, pero aquí está la verdadera realidad: optar por un cardio en ayunas depende de tu objetivo final.