Guanajuato sufre como nunca antes los efectos de la guerra entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y Santa Rosa de Lima.

Aunque la violencia ya estaba incontenible en la entidad, hace apenas tres días el horror cotidiano tomó una nueva dimensión: un comando ingresó a un centro de rehabilitación a asesinar a 26 de sus internos. Horas antes, en otra agresión, tres policías fueron ejecutados en el municipio de Silao.

Hace unas semanas, se creía que no podía haber algo que indignara más que la ejecución de tres estudiantes universitarios en el taller mecánico que montaron para pagar sus estudios, con ellos estaba un aprendiz de 16 años. Todos fallecieron.

En la peor matanza ocurrida por el Cártel de Santa Rosa de Lima, al menos 26 personas murieron y otras cinco quedaron heridas, tras un ataque al centro de rehabilitación “Recuperando mi vida”.

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Irapuato, el centro de rehabilitación operaba de manera clandestina, pues no contaba con los permisos municipales. El consultor y asesor en materia de seguridad de Guanajuato, David Saucedo, entrevistado por Aristegui Noticias, señaló que, en este caso en particular, el anexo era controlado por el Cártel Jalisco Nueva Generación.